En el mundo de la logística, la tecnología IoT (Internet de las Cosas) está revolucionando la forma en que gestionamos y monitoreamos los productos a lo largo de su cadena de suministro. IoT permite que los objetos y dispositivos se conecten entre sí a través de internet, lo que hace posible la recopilación y el intercambio de datos en tiempo real. A continuación, se destacan tres componentes clave de IoT en la logística: los sensores, los concentradores y las plataformas de registro de mediciones con el envío de alertas ante anomalías.
Repasamos los componentes:
Sensores: Son dispositivos que se colocan en los productos o vehículos de transporte y permiten medir una variedad de parámetros, como la temperatura, la humedad, la ubicación o el estado del paquete. Estos sensores recolectan datos importantes, como si un envío ha estado expuesto a condiciones inadecuadas (por ejemplo, temperaturas extremas que pueden dañar productos sensibles) o si hay retrasos en el transporte.
Concentradores: Los concentradores actúan como "centros de recolección" para los datos enviados por los sensores. Reciben la información de múltiples dispositivos IoT, la procesan y la envían a un sistema central. Gracias a los concentradores, los datos de diversas fuentes se consolidan de manera eficiente, permitiendo una visión clara y detallada del estado de la mercancía en todo momento.
Plataforma de Registro de Mediciones y Alertas: Una vez que los datos han sido procesados por los concentradores, se envían a una plataforma en la nube o un software especializado, donde se almacenan y analizan. Estas plataformas no solo registran las mediciones, sino que también son capaces de generar alertas en tiempo real si se detectan anomalías. Por ejemplo, si un sensor detecta que la temperatura de un contenedor de medicamentos ha superado un umbral seguro, la plataforma enviará una alerta para que los responsables tomen medidas inmediatas, evitando pérdidas o daños.
